No hubo aquelarres. No hubo vuelos ni sobre escobas ni sobre animales. No hubo hechizos, ni vampirismo, ni antropofagia. No hubo metamorfosis zoomórficas. No hubo cópulas demoníacas ni parto de sapos. No hubo brujas.
Sí hubo procesos religiosos y civiles. Sí hubo represión institucional. Sí hubo torturas. Sí hubo pánico. Sí se fantaseó de manera delirante. La gente sí creyó en brujas.
(José Dueso, Brujería en el País Vasco, Orain, Hernani, 1996)
I. POR ENCIMA DE TODAS LAS NUBES Y POR DEBAJO DE TODAS LAS ZARZAS
Aunque el rito en su acervo admitiera
asimilar mitologías tribales
simbólicas metáforas personales
u otras figuras que la magia quisiera
reflejar y nuestro viaje guareciera,
la danza en su acopio de arsenales
los desdeñaría cual si fueran males
chicos que ni frenan la música fiera
ni sueldan con el influjo metafísico
hasta arruinar la noche en una queja
de dependiente egótico agujero
que no cabe dentro del cuerpo más tísico
ni vierten riesgos de silencio que deja
espirales colapsadas hacia cero.
II. LA HOGUERA
Es la danza la liviana arquitectura
de relaciones colectivas delirantes
clandestinas disidencias fulgurantes
que avienta la transitoria ruptura
con la norma cotidiana estructura-
da en verdades represivas sangrantes,
es la danza que propicia cimbreantes
movimientos ignícolas de cintura
y sensuales apetitos trepidantes
al dictado prodigioso de su juego
entre calles de bares y tabernas
donde se esconden los gatos acechantes
al musgoso ronroneo antes fuego
risa cuerpo y neuroquímicas internas.
III. AKELARRE
La música cual brutal cacofonía
ruido que zumbaba en nuestras cabezas
avivando las ascuas del rito piezas
en sinestesia mementos de entropía
fases pretéritas de la magia, habría
de conjugar sin cuitadas sutilezas
endorfinas adrenalina cervezas
y la estimulante algarabía
de todos los sonidos ruidos y voces
en la muchedumbre con la eclosión
de la danza muslos pechos nalgas roces
fugitivos desde el grácil pensamiento
compartido que surtía sensación
pues todo es música hálito y aliento.
IV. EL HUMO
El rito construido a nuestro antojo
finaliza suavemente en el regreso
sin peor aporte que un sueño espeso
que unge añoranzas de humo flojo
despiadada alegría en desalojo
cuando la música decrece, por eso
asumimos como ancestral deceso
que la magia haga quiebros en el despojo
de la danza hacia la nada restaurando
la energía que se gasta por trazar
el inefable círculo sobre el mando
ignipotente que brota del azar
rozagante en aras del deseo cuando
de noche en noche salimos a bailar.
Saguzarra
1 comentario:
a balilar salsa, gracias
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